Lo que la guerra nos quitó: 1917

Ponte tu uniforme, tu casco y ve a la trinchera para defender a la madre patria, observa a tu alrededor sólo para contemplar como cientos de personas, algunos amigos, son acribillados uno por uno, también cómo los hacen volar en pedazos.

Es bien sabido que ir a la guerra deja secuelas que te perseguirán por siempre, esto lo podemos ver retratado en la película, el hecho de escuchar cómo Schofield le dice a su compañero que regresar a casa era un infierno porque sabía que no podía quedarse, muestra la crudeza que tienen estos hechos históricos.

El orgullo a la patria no significa nada, lo entendemos cuando escuchamos a nuestro protagonista decir que cambió su medalla por un vino, ya que sólo es un pedazo de hojalata con un listón. Demuestra que no hay orgullo por ir a la batalla, hay miedo, incertidumbre y conflictos internos.

La destrucción que la guerra deja a su paso expone lo mejor y lo peor de los seres humanos, algunos a los que les han quitado su lado humano sólo para servir a un país que te dará la espalda en futuras generaciones y otros que comparten lo poco que tienen con las personas que han perdido su hogar o su familia.

Pero, ¿cumplir con la misión siempre es lo más importante, no?, lo retrata bastante bien con las hazañas que tuvieron que hacer Schofield y Blake para llegar al 2.º Batallón del Regimiento de Devonshire, sin importar el costo que esto implique, teniendo que superar bombas, disparos e incluso a ellos mismos.

La tristeza recae cuando nos damos cuenta que por las ambiciones de los pocos al mando de una nación puedes perder y desconocer todo lo que creías: perder tu humanidad, tus emociones, tu libertad de expresión, tu familia, tus amigos, tu paz mental. La guerra no sirve para nada, sólo es el escudo de algunos locos que buscan saciar su propia ambición con las vidas de otros.